-¡Liebrecilla, sálvame!
¡Liebrecillas, ayudadme!
Oyendo los gritos de socorro, las dos hermanas llegaron al árbol.
La mayor de las hermanas pregunta:
-¿Quién es usted?
El lobo gris responde agitadamente:
-Amadas liebrecillas, ¿no me reconocéis?
-Soy el perrazo gris del monte de atrás.